Revisando las cajas y estantes de una habitación/depósito encontré cuadernos viejos.
Carmesí cerrado hasta la tarde, hoy (feriado) los especiales tienen color blanco y celeste. Una lluvia helada me impide hacer algo más útil que sumirme en los recuerdos.
Encontré una carta dirigida a un fantasma, la idea, en ese momento, era entregársela en mano alguna vez. Hoy me pregunto si podré dársela (si podré ver esos ojos).
Aunque ya no tiene sentido para mi... Todavía no soy fuerte para destruirla. Quedará, entonces, juntando polvo de nostalgia de lo que no fue ni quisiera que hubiese sido.
Y esto no tiene forma de historia pero despierta muchas de ellas.
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