Esa tarde no abrí el café.
Invierno, a las seis ya era noche, fría y despejada noche en aquel mirador extraño y hermoso.
Cerré los ojos: me bañaba la luz de las lunas y los planetas más cercanos, llevada por alguna conjunción o sueño pasado, escuché entre la oscuridad y el pecho una voz lenta y apasionada que recitaba esto:
"Dijeron: oh niño, aparta los ojos.
¿Apartar los ojos? dije. ¿Apartarlos de los
/vertiginosos cielos
donde surgen y giran los astros
colmando mi corazón y haciéndome sentir que soy
/capaz
por esta noche y otra y otra noche
de vivir por siempre y no morir?
¿Desviar la mirada, cerrar mi voluntad y mi alma a
/esto?
¿A esta alegría, a este ígneo deleite que me lleva
/a deslizarme
en medio de la noche y echarme en la hierba,
un niño a solas con el Universo,
con el canto y el poema de Dios sobre la cabeza,
para leer, conocer, cantar?
¿No saber nada de esto, volverme ciego?
¡No!¡Dios quiere que así sea! Puso en mi sangre los
/destellos refulgentes
que me inspiran, me iluminan, me encienden y me
/aterran de amor.
Leves destellos, inmenso Sol...
Todo uno: es lo mismo.
Llamarada o tenue fuego
yo conozco y guardo todo en los ojos, el corazón y la
/mente.
El sabor de la noche se demora en mi lengua. Y lo
/digo
para que otros, no invitados por sí mismos,
/durmientes y no bravos,
sepan lo que este niño sabe y sabrá siempre:
el Universo está poblado de fuegos y de luz
y no somos más que soles más pequeños,
/envueltos en piel y atrapados,
mantenidos en altares de sangre y de valiosos
/huesos,
que rechazan la noche."
¿Apartar los ojos? dije. ¿Apartarlos de los
/vertiginosos cielos
donde surgen y giran los astros
colmando mi corazón y haciéndome sentir que soy
/capaz
por esta noche y otra y otra noche
de vivir por siempre y no morir?
¿Desviar la mirada, cerrar mi voluntad y mi alma a
/esto?
¿A esta alegría, a este ígneo deleite que me lleva
/a deslizarme
en medio de la noche y echarme en la hierba,
un niño a solas con el Universo,
con el canto y el poema de Dios sobre la cabeza,
para leer, conocer, cantar?
¿No saber nada de esto, volverme ciego?
¡No!¡Dios quiere que así sea! Puso en mi sangre los
/destellos refulgentes
que me inspiran, me iluminan, me encienden y me
/aterran de amor.
Leves destellos, inmenso Sol...
Todo uno: es lo mismo.
Llamarada o tenue fuego
yo conozco y guardo todo en los ojos, el corazón y la
/mente.
El sabor de la noche se demora en mi lengua. Y lo
/digo
para que otros, no invitados por sí mismos,
/durmientes y no bravos,
sepan lo que este niño sabe y sabrá siempre:
el Universo está poblado de fuegos y de luz
y no somos más que soles más pequeños,
/envueltos en piel y atrapados,
mantenidos en altares de sangre y de valiosos
/huesos,
que rechazan la noche."
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